Hoy he caminado, paseado y disfrutado de ambas cosas , por las calles de mi preciosa Barcelona.A lo largo de mi paseo me he cruzado con dos Sras. musulmanas cuyos rostros lo tapaba un burka. Lucía un sol débil y por ello no molestaban sus rayos , corría al mismo tiempo una suave brisa que invitaban a hacer el paseo eterno pero el recuerdo de los dos burka no dejaban en mi cerebro lugar para otra cosa que no fuesen una serie de preguntas contínuas sin respuesta. ''Cómo se puede renunciar de por vida al placer que supone sentir el sol, la nieve,una suave brisa , unas gotas de lluvia en el rostro o el bienestar que proporciona un baño de mar''?Ni religión ni cultura alguna tienen derecho a exigir que las personas renuncien a mostrar el rostro que le ha otorgado la madre naturaleza y cuya impronta es personal e intransferible, único entre los miles de millones de individuos que poblamos la tierra .Cada vez que tropiezo con un burka , mi sensibilidad y mi libertad, entran en conflicto con cierta idea de la democracia.
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