lunes, 8 de agosto de 2016

TRAS LAS HUELLAS CELTAS


Llegué a Dublín después de un largo retraso horario. La ciudad me recibió triste, gris, oscura; en el cielo las densas nubes negras dejaban escapar una fina lluvia que aunque no empapaba, sí molestaba. Sólo eran las cinco de la tarde de un día de Julio y, aunque ya sabía del tiempo que suele hacer por esas latitudes me propuse tomarlo con filosofía y buscarle el lado bueno: su agradable temperatura, 16º. Había dejado Barcelona con un calor asfixiante por tanto, pensé, no todo va a ser negativo.
Este año no pude viajar con el Centro Cultural Europeo con el cual suelo hacer mis viajes y donde  siempre nos acompañan dos profesores, uno de historia y otro de arte pues como su nombre indica, son viajes culturales. Pues como digo este año no pude ir con ellos ya que mi acompañante no pudo hacer coincidir las fechas de sus vacaciones con las fechas del Centro C.E., así que nos decidimos por una agencia de viajes y cruzamos los dedos.
Irlanda es un país precioso, con una oferta cultural importante, con un folklore de raíces celtas muy interesante, grandes maestros de la literatura, y rica, muy rica en yacimientos arqueológicos de la edad de cobre, de bronce y cantidades de piedras megalíticas, como dolmens .....
Irlanda o Ireland, es un país pequeño en km cuadrados pero, grandioso en paisajes naturales y en la belleza de esos paisajes. Lo malo y lo bueno es que si no llueve por la mañana, llueve por la tarde o ambos dos,, pero a cambio hace una temperatura entre 16 y 20, 22º, lo que te facilita, si la lluvia es leve, hacer grandes caminatas por parajes que dañan la vista de tanta belleza, parajes que te ensanchan el alma , te tonifican el ánimo y te cargan las pilas.
Irlanda está dividido en dos Estado o países: Al sur, la República de Irlanda y, al norte, Irlanda del Norte que sí pertenece al Reino Unido. Irlanda es un país soberano miembro de la Unión Europea. Consiguió su independencia en 1922, optando Irlanda del Norte por permanecer en el Reino Unido.
En 1949 Irlanda se declaró una República.
 Tanto en un País  como en el otro es una delicia caminar por sus muchos y preciosos parajes naturales.
Uno de estos sitios maravillosos es la Calzada del gigante donde las costas del océano Atlántico en connivencia con las columnas basálticas de origen volcánico depositadas parte en el mar y parte en terreno seco, ofrecen al viajero un espectáculo único, y de una gran belleza. Allí inicié una caminata de dos o tres horas, bebiéndome el paisaje, admirando su flora, y culminando la caminata subiéndome al montículo formado por las piedras exagonales volcánicas, un montículo donde muy poca gente del grupo se atrevió a subir, pues además de escarpado y de difícil acceso, resbalabanpor su composición y por estar siempre bañadas por las aguas del mar, pero allí estaba yo, en la cima. Fue emocionante.
Siguiendo las costas de ese mismo océano, el Atlántico, nos encontramos con los Acantilados de Moher en el límite de  la región Burren en el condado de Clare.
Los acantilados se extienden a lo largo de 8km. y su altura va desde 120m a 214m en su punto más alto. Desde la torre circular O'Brien construida como mirador en 1835, se pueden ver las Aran Islands y la bahía de Galway.
Cuando llegamos a este impresionante paraje nuestra alegría se tornó en pena pues la niebla, unida a una pertinaz lluvia, hacía imposible ver siquiera los contornos de los acantilados,  pero la niebla no sabía con quién se la estaba jugando, no conocía a mis dos ángeles: Teresa e Indi, a quien recurro siempre que los necesito, y no conocía tampoco, los arrestos de muchas de mi grupo y, nos propusimos echarle un pulso al mal tiempo: Protegidas como pudimos de la lluvia, que unido al viento tampoco servía de mucho que nos tapásemos, empezamos a recorrer los senderos empinados y embarrados habilitados para los turistas, vigilando siempre las evoluciones de la niebla. Así estuvimos dos largas horas, hasta que por fin se empezaron a ver los contornos de los acantilados y, presurosas nos dedicamos a llenarnos la retina y las cámaras de fotos de unas vistas espectaculares; era como si nos fuese en ello la vida pues la niebla volvía por minutos, y había que aprovechar el tiempo. Estábamos con la cabeza empapada de agua como pollos pero, no nos decidíamos a marchar, estábamos, por lo menos yo, como subyugadas por el espectacular capricho de la naturaleza y, apoyada en el pretil me acordé de aquello de : "No importaba la lluvia, ni el viento ni el sol, solo un viejo paraguas, el mar y yo". Dos horas después la niebla volvió con toda su oscuridad, y paso a paso, y volviendo la cabeza hacia atrás varias veces, me despedí de los  impresionantes y espléndidos Acantilados de Moher.
¿ Y sus gentes, Cómo son? Lo primero que me llamó la atención fue la seguridad que se respira en sus calles vayas por donde vayas, cosa que corroboró nuestro guía que lleva 16 años viviendo en Dublín. La gente es muy amable, cortés, atenta: solo tenías que desplegar y consultar el mapa para orientarte y al momento tenías a tu lado a un hombre o una mujer ofreciéndote su ayuda para indicarte el camino a seguir.
En cuanto a la comida han habido días de todo, aunque en los hoteles en los que pernoctamos no utilizan mucho la imaginación en la cocina.
Otra cosa digna de ver y que recomiendo es  el Trinity College (Universidad de Dublin) Mandada construir por Isabel I en 1592. Es la universidad más antigua de Irlanda y cuenta con la biblioteca más grande e importante del Reino Unido (Escocia, Irlanda, Gran Bretaña o Inglaterra) Cualquier libro que se edite en el Reino Unido debe depositar un ejemplar en dicha biblioteca  que, cuenta además con innumerables incunables. La biblioteca es grandiosa, espectacular.
Mi balance sobre Irlanda es positivo, en general me ha gustado.
Pero no todo es bonito en Irlanda. También tiene sus claroscuros. Los irlandeses no solo están divididos  por la religión, ahora con el Brexi también están divididos por la política. Los protestantes son partidarios de seguir formando parte de Inglaterra y los católicos reclaman la independencia.
Belfast por ejemplo, está divida en dos barrios a través de un gran muro: el barrio católico y el protestante. En el primero, el católico, las casas se ven humildes, sus calles sucias, tiene un aire de pobreza y marginación. Las paredes de sus calles hacen gala de murales pictóricos con escenas muy duras de la represión policial y de grupos protestantes sobre personas y grupos católicos. Parece ser que han conseguido que esas pinturas se conserven como obras de arte.
 Según nos explicó el guía los católicos no pueden acceder a puestos de la administración ni de la policía, pues al hacer la solicitud si son católicos, la solicitud es rechazada, algo que a todas luces y en el tiempo en que estamos, nos parece tremendamente kafkiano además de un atentado contra las libertades individuales.
El irlandés por regla general es educado y trabajador pero, el fin de semana se desmelena: empiezan a frecuentar los pub, (que los hay en abundancia), el viernes por la tarde, y esto conlleva a que los museos los sábados y festivos no se abran al público hasta las doce de mediodía porque la resaca no les permite abrir antes. jajajaja.
Han sido días estupendos, con un grupo de gente joven de mi misma profesión, marchosas, amables, y mi retina ha venido cargada de paisajes y de una  naturaleza exuberante, agreste pero grandiosa y armónica, bucólica y relajante. Sí, por supuesto que recomiendo Irlanda , incluso visitarla una segunda vez. Vale la pena.

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