Dicen las crónicas que en tiempos pretéritos se podía cruzar todo el territorio que hoy conocemos como España sin bajar de los árboles, tal era la densidad arbórea: Por ejemplo, si una ardilla que viviese en Cantábria quisiese visitar a sus primos del Sur, saltaba de la copa de una haya a la de un roble, y de este a un abedul,o abeto, que son las especies más comunes de la zona Atlántica, para seguir viajando de salto en salto a través de las encinas,alcornoques,acebuches, enebros, pinos, sabinas, chopos, sauces, fresnos,tilos, avellanos, más propios de la zona central y sur de la península dependiendo la arboleda del tipo de terreno, más húmedo o más seco. Hoy esa ardilla tendría que viajar en tren, en taxi o en auto stop.
Según los entendidos, en España hay 17.804 millones de árboles y según también sus estudios, dicen que cada día crece una media de 284 millones más.
Este estudio de la Sociedad Española de Ciencias Forestales(SECF) publicado en 2009,nos sigue diciendo que, España es el 2º país de la UE. con más superficie forestal( 26,27 millones de hectáreas) por detrás de Suecia que cuenta con 30,9 millones; nos sigue Finlandia, Francia, Alemania, Italia, y Polonia. Si un organismo de nombre tan pomposo y de tanta enjundia lo dice, habrá que creerlo pero, me gustaría que el estudio también nos dijese cuantos árboles, cuántas hectáreas de bosque se pierden, o mejor dicho, quemamos cada año, pero sobre todo me gustaría que, hicieran estudios también del número de vida animal que masacramos en cada uno de estos incendios.
Nunca, en ningún medio audiovisual he oído hacer mención de cuantas ardillas, jabalíes, erizos, lagartos,tortugas, lagartijas,cabras, corzos,ciervos,comadrejas,gatos monteses, tejónes, zorros, linces, lobos, alondras, torcaces, cornejas urracas, grajillas, avutardas, perdices, urogallos, abubillas, abejarucos, cigüeñas, mirlos, petirrojos, gorriones, lavanderas, águilas, buhos, buitres, cernícalos, lechuzas, milanos, mochuelos, quebrantahuesos y, cientos y cientos de insectos y fauna varias han perdido la vida a causa de las llamas, por asfixia del humo o del sofocante calor. Nunca, repito he visto ni oído manifestación, preocupación o lástima por todos estos animales que alegran nuestros bosques y los llenan de vida. Seguro que la Sociedad Española de Ciencias Forestales no tiene estadística alguna de las pequeñas y anónimas vidas que masacramos en cada incendio.
Los incendios en España raras veces son fortuitos, raras veces se deben a fenómenos atmosféricos como el rayo, que ha provocado incendios importantes en alguna ocasión, pero yo me atrevería a decir que en el 90% de los casos está presente la mano del hombre. Incluso en los casos fortuitos se deben a la negligencia del hombre y, ya para qué hablar de los malnacidos que disfrutan, que gozan, provocando los incendios, que sienten felicidad viendo cómo las llamas abrazan a los árboles, cómo los animales corren en tropel despavoridos y acorralados, perdiendo sus pequeñas vidas en un vano intento por salvarlas.
A mi me cuesta creer que con las tecnologías informáticas de que disponemos no se pueda tener controlados los bosques, que no se pueda detectar un incendio en el minuto 0 de su inicio. ¿Que saldría muy caro? ¿ acaso es barato su extinción, su repoblación?
No entiendo por qué no se utilizan a los huéspedes de las cárceles para hacer cortafuegos. Los tenemos encerrados y ociosos, alimentados con los impuestos de los ciudadanos, pues ya sería hora de que saliesen a realizar trabajos para la comunidad, como desbrozar los bosques manteniendo el sotobosque en óptimas condiciones y haciendo cortafuegos.
Tampoco entiendo que las penas a los pirómanos o a los negligentes sean tan poco severas, ni que después de quemado un bosque se declare esa zona como zona urbanizable porque, con esa práctica se está contribuyendo a que el incendio sea intencionado para poder urbanizar la zona, ni que la admisión de los voluntarios forestales sea tan poco rigurosa y se haya convertido en un verdadero coladero de pirómanos como venimos comprobando año tras años.
Alguien acuñó una frase que decía"cuando un bosque se quema, algo suyo se quema, señor conde"y yo añado: pero no se apure, señor, que a cambio tendremos suelo urbanizable.
A este paso, y si no conseguimos erradicar la lacra de los incendios nuestros bosques nada tendrán que envidiar al desierto del Sahara, al de Gobi, o al de Atacama.
Ascensión del Río. 28/7/2015
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