sábado, 3 de marzo de 2018

UNA DESPEDIDA CARGADA DE EMOCIONES

No sabría decir cual de las dos se cruzó en el camino de quién, si fui yo la que se cruzó en el camino de M. Jesús o por el contrario fue M. Jesús la que se cruzó en el mío aunque,  eso tiene poca relevancia. Lo importante, y lo que marcó nuestras vidas, fue sin duda el encuentro, el conocernos. Fue el  1 de Octubre de 1989, en la apertura de un Área básica de salud (ABS) de la Zona Franca de Barcelona. Al igual que otros muchos sanitarios las dos habíamos pedido plaza en el Centro, un Centro de Salud que abrió sus puertas con alguna premura porque realmente el barrio estaba necesitado de él. Por tanto y debido a las prisas, todo estaba por organizar, absolutamente todo y sí, fueron meses muy duros, de trabajo de organización al mismo tiempo que se daba asistencia sanitaria a los pacientes que ni siquiera tenían la historia abierta y, allí todos arrimamos el hombro en trabajos administrativos, médicos, enfermeras y personal administrativo ya que por aquel entonces las historias  clínicas de los pacientes no estaban informatizadas y, había que hacerlo a mano; la informática nos llegó unos años después, y en pocas semanas logramos llenar el archivo con las miles de las nuevas historias de los pacientes / clientes.
M.Jesús entró con el cargo de adjunta de enfermería y turno de mañana bueno, es un decir porque nunca salía a su hora, hacía más horas que un reloj. Yo entré como enfermera de adultos y con el turno de tarde y al poco tiempo pasé al turno de mañana. Como digo, fueron tiempos duros, de muchas reivindicaciones sobre todo por parte del personal de enfermería, pues entre otras cosas Catalunya  iba en cabeza de las comunidades que pagaba peor a las enfermeras y, eso unido al volumen de trabajo y a la falta de personal hacía el trabajo muy difícil tanto, que motivó una escalada de reivindicaciones no solamente salariales sino de mejoras asistenciales porque nuestra prioridad siempre fue dar una buena calidad asistencial a todos aquellos que ponían su salud en nuestras manos y, quiero remarcar porque fue muy importante para todo el personal y en especial para el equipo de enfermería que, M.Jsús nuestra adjunta, siempre, siempre, estuvo a nuestro lado en todas y cada una de nuestras reivindicaciones, algo que algunas adjuntas que vinieron detrás de ella jamás nos apoyaron en nuestros desencuentros con las jerarquías superiores, dándose incluso el caso de que en una petición de refuerzo de personal, la adjunta que sustituyó a nuestra compañera M.Jesús ( por un voto) nos lo negaba y que las enfermeras desoyendo su negativa demostramos con pruebas a la administración la necesidad del refuerzo y, nos fue concedido. Digo esto porque es bueno, es ético y es de justicia reconocer los méritos de las personas y M. Jesús siempre, hasta su jubilación, siempre tuvo dos prioridades: los pacientes. Era, es, una enfermera vocacional, implicada en los problemas de todos sus pacientes, que la adoran porque saben que se desvive, que se ha desvivido por solucionarles no solamente sus problemas de salud. Su otra prioridad era la enfermería, la profesión, y eso implicaba que a su personal de enfermería se les valorara el trabajo, el esfuerzo diario, la implicación, y exigía a la administración su reconocimiento, y apoyo material y humano.Siempre fue una luchadora por hacer respetar los derechos profesionales.
Por todo eso y porque es una persona muy especial para todos quienes la han tratado, por eso digo, el día de su despedida del centro fue tan especial y tan cargada de emociones. Una despedida que derrochó cariño y tristeza, mucha tristeza porque, aunque la van a seguir viendo ya no la van a tener  en el cada día. La actual adjunta le leyó unas palabras de tanto reconocimiento, de tanto cariño y admiración por su dedicación, que fuimos muchos los que no pudimos controlar las lágrimas.
 M.Jesús deja una enorme huella en el Centro Carles Ribas y en reconocimiento a sus méritos siempre va haber una sala dedicada a ella, con una placa que lleva su nombre, y las generaciones futuras que recalen en el Centro sabrán que  allí trabajó una enfermera que inauguró el ambulatorio y que durante muchos años se dedicó a cuidar problemas de salud y a veces también del alma con una dedicación sin límites.
Se podría decir tanto y tan bueno de esta enfermera diez que, necesitaría días para contar lo importante que fue en el barrio, tan importante como lo fue para mi, pues desde el momento en que la vi, desde que la conocí, intuí su valía como persona, supe que nunca me defraudaría, que siempre contaría con una amistad sincera, un apoyo y, que por supuesto yo estaba decidida a darle  tanto como ella  me aportara y, no me equivoqué: desde entonces, y ha llovido bastante, siempre hemos estado una al lado de la otra, en lo bueno y en lo no tan bueno, como amigas, como hermanas. 
M. Jesús, niña, tú vales mucho¡ Te queremos!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo estuve en esa despedida y doy fe de lo bonita y emotiva que fue. Maria Jesús tiene ese nosequé que yo no sé qué es...pero se te mete adentro y luego ya nunca se va, se te queda para siempre contigo donde quiera que vas. Es fácil quererla, de hecho, es imposible no hacerlo! Es de esas personas que te gusta tener cerca...Oye, la llamamos y hacemos un café?

Anónimo dijo...

Por fin leo... y leo y me siento pequeña y un poco tímida. Hasta hoy no he podido hacerlo, sabia que viniendo de ti , lo mejor que me paso en el Foc. Encontrar a una amiga incondicional.. ese es el tesoro que tenia guardado aquel lugar, situado en la falda de la montaña de Montjuic. Agradezco tanto a todos, a mis compañeros del alma, esa fiesta sin igual. Por momentos pensaba: no me lo merezco, yo no hice tanto para que me quisieran .. pero si es así. Aun me despierto por la mañana y tengo que recordar que no tengo que madrugar, que no tengo que correr, que no tengo que resolver mil cosas. Mi profesión me ha dado felicidad. Que suerte poder decir eso. Ahora, al cabo de los años pasan por mi recuerdo tantos momentos... tantas caras que no quisiera olvidar nunca.
Pero de todo la amistad con quien escribió esto es lo mejor.

M.J.V,

Ascensión del Río Martín dijo...

Amiga: Tuvimos la inmensa suerte de escoger una profesión del cuidado de la salud del cuerpo y muchas veces también del alma . Una profesión de mucha entrega, de una puesta a punta al día continua, de muchas horas de dedicación, de dar, sí, pero también de recibir el respeto, el cariño y el reconocimiento de aquellos a quienes damos nuestros cuidados. Elegimos una profesión muy gratificante porque dedicamos nuestra vida a mantener la salud de las personas.
A mi me pasó lo mismo: En el Carles Ribas me esperaba la amistad, las amistades más duraderas y sinceras. Y así será hasta mi último aliento.

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