lunes, 27 de abril de 2015

CUANDO RUGE LA TIERRA


Nepal.Una corta y estrecha porción de tierra encajonada entre China y la India. Rodeada de altas cumbres, el Himalaya, con sus nieves perpetuas.
Nepal, con su capital Katmandú y su precioso valle, Pokara, Nagarkot….Dicen que Katmandú es el espejo del cielo y yo me lo creo.
Nepal/ Tíbet…cuántos recuerdos me vienen a la mente de momentos y días maravillosos durante los veinte días en que estuve recorriendo sus ciudades: La guerra de bolas de nieve en aquel puerto de montaña a 5.010 metros de altitud con mis dos amigas.  La semana en el parque de Chitwan con los paseos matutinos subida a la espalda de un precioso, paciente y cariñoso elefante, recorriendo y conociendo el parque, su fauna y su flora, las caricias que yo hacía al animal y que él me devolvía con sus ojos acuosos y mirada tierna, la salida del sol en Nagarkot a las cuatro de la mañana que vistió de rosa toda la cordillera del Himalaya, la majestuosidad serena del templo budista en el Tíbet, el Potala, que parece que esté suspendido entre las nubes ...Sí, cuántos, cuantos  recuerdos...
Hoy Nepal llora. Hoy Nepal llora bajo un mar de escombros, con una pena que rompe el alma. La tierra se ha quejado en aquella zona y sus lamentos han desencadenado una catástrofe de una dimensión tremendamente dramática: Miles de nepaleses, 5.000 hasta este momento pero se calcula que puedan ser 10.000 han perdido la vida y más de 11.000 se encuentran heridos.
Las casas, las pobres casas de los pobres nepaleses han quedado hechas cenizas; los que han sobrevivido lo han perdido todo, hasta la esperanza, que es lo último que se pierde. Están sin agua potable, sin luz, sin techo, soportando el gélido frío. Si la vida ya es dura en Nepal sin terremotos, me puedo imaginar cómo va a ser de dura para las castas bajas, después de esto.
Todas las naciones del mundo se han volcado en prestarles auxilio en su desgracia. Se han abierto cuentas en varias entidades y ONG para la ayuda humanitaria del pueblo nepalí y, ojalá que todo lo donado llegue sin merma a su destino, a las manos de aquellos necesitados para los que ha sido donado.
Estas desgracias te hacen reflexionar sobre lo poco que somos; sobre cómo nos creemos dioses en la tierra, y si bien  es cierto que hemos conseguido grandes avances científicos en muchas disciplinas que han mejorado nuestra calidad de vida….aún no hemos sido capaces de controlar, de dominar a la naturaleza. No podemos. No podemos controlar ni al viento, ni a la furia que encierra la tierra en sus entrañas en forma de macma, ni al agua, ya nos  venga de abajo o de arriba, ni por exceso ni por defecto. No, aunque nos creamos dioses, no podemos domeñar  a la naturaleza, es ella la que manda en los elementos, y esto nos debería hacer reflexionar y cambiar actitudes de soberbia, de posesión y destrucción de todas las criaturas  inanimadas y animadas que comparten el planeta con nosotros.
Nepal: Hoy lloro contigo la pérdida de los tuyos. Hoy deseo más que nunca que la tierra no vuelva a temblar, y que tus hijos puedan recuperar sus ya trabajosas vidas, y que tu precioso valle de Katmandú vuelva a lucir todo su esplendor. Este es el ruego  que hago a la madre naturaleza a través del mantra que tus hijos me enseñaron: HOM MANI PADME HUM.
Abril, 2015

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, molt bonica la terra de NEPAL.
Un territori situat a la placa tectónica.
Aixó passara sempre en qualsevol moment.
El budime diu: que accions he ft per tenir aquesta reacció...amen

Ascensión del Río Martín dijo...

Cierto, Anónimo.Eso puede pasar en cualquier momento y en cualquier país que tenga la mala suerte de estar encima o cercano a las placas T. y de momento no hay ciencia humana que pueda evitar el choque de una placa con la otra. Solo podemos hacer lo que hace Japón: construir los edificios de manera que puedan resistir los movimientos tectónicos pero, para eso se requiere mucho dinero y ni los pobres lo tienen ni los gobiernos están dispuestos a gastar ese dinero en las capas bajas de la sociedad. A estos solo les queda la resignación y, hasta la próxima.

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