martes, 14 de agosto de 2012

PORTUGAL: PAÍS VECINO Y, PARA MÍ, DESCONOCIDO

Hállome de vuelta a la diaria rutina después de un sorprendente, corto, pero fructífero viaje por un país que a pesar de su cercanía, era desconocido para mí: PORTUGAL
Ha sido un viaje no planeado, no meditado, decidido en sólo unos días, un viaje organizado por  un Tur operador. Mi acompañante, una señora, a la que una amiga muy muy querida y siempre recordada, quiso que conociera por considerar que entre las dos había ( ella estaba segura de ello) afinidad suficiente para hacer cosas juntas; no se equivocaba Teresa, pues es de ella de quien hablo , y por la que hemos brindado  desde el primer hasta el último día del viaje, un viaje que ha sido como un homenaje a ella. Paquita es una gran mujer y una gran persona. Es discreta, inteligente y curiosa por saber y conocer, tal vez demasiado callada, pero yo hablo por las dos; yo soy más visceral, ella más reposada, más reflexiva. Ella es como la brida que mantiene el equilibrio del caballo desbocado que yo puedo ser a veces, sobre todo si se habla de política y de crisis. Sea como fuere la verdad es que ha sido una convivencia óptima donde no ha surgido ningún tipo de problema al ser comunes los intereses culturales, de respeto, y civismo.
Con el resto del grupo todo ha sido cordial a pesar de la diferencia de intereses museísticos, pero como Paquita y yo no dependíamos de nadie, hacíamos la nuestra y visitamos los museos, rincones y edificios que nos interesaba.
Qué diré de Portugal!! En primer lugar, que yo iba con una idea preconcebida y errónea de la realidad del país; he podido comprobar para mi sorpresa que, a pesar de haber pertenecido a España en dos períodos de tiempo y, de haber sido invadida por los árabes durante cinco siglos, se han desprendido y muy bien de muchos malos hábitos que nosotros arrastramos como lapas pegados a nuestros genes. Tal vez sólo se trate de una cuestión educacional, no lo se, pero he podido comprobar el civismo de la gente, la limpieza,  y amplitud de sus calles, el cuidado y esmero que dedican a sus bosques, a los parques de las ciudades donde siempre están presentes algún lago con cisnes, patos, y hasta alguna ardilla he llegado a ver en plena ciudad alegrando la vista de los transeúntes. A veces contemplando las extensiones de sus bosques he llegado a pensar que se podría recorrer el país de Norte a Sur sin bajar de los árboles. También he visto hectáreas y hectáreas, bueno miles y miles de hectáreas  de bosque con pequeñas poblaciones incluidas, propiedad de una misma familia.
 Algún que otro año también sufren algún incendio pero nada que ver con los que sufrimos aquí. Sí es cierto no obstante que, muchos de sus edificios están deteriorados, desconchados, a falta de pintura, pero hay quien sostiene que es precisamente en este aspecto decadente donde reside el encanto de las ciudades portuguesas como Lisboa, con sus calles empinadas y sus tranvías atravesándolas. La reconstrucción de Lisboa tras el terremoto y el sunami, se hizo a lo grande; sus calles y plazas parece que se hicieron para asombrar al mundo: anchas y espaciosas. El marqués de Pombal que era primer ministro por entonces y que  fue el  artífice de aquella reconstrucción es venerado por los lisboetas.
Son un pueblo que se siente orgulloso de las hazañas de sus antepasados, de la riqueza que aportaron al país a través de los varios puntos comerciales que lograron alrededor del ancho mundo y de las diversas colonias. Agudizan el ingenio para sacar provecho de cualquier negociación si se dan cuenta de  que el oponente tiene pocas luces para negociar, como ha ocurrido con la pandilla de reyes ineptos que a lo largo de la historia ha tenido España, y han demostrado inteligencia suficiente para hacer de un país tan pequeño un lugar tan cómodo para vivir.
A simple vista no se palpa, no se nota, no se entiende, que el país haya sido rescatado y que esté nuevamente entrando en recesión. Tienen industrias con buen nivel de funcionamiento, como las cuatro fábricas de papel que exportan a los países del norte de Europa, o la industria del corcho donde también son exportadores importantes de los productos mecanizados derivados de la materia prima que tienen en abundancia, o la industria del vino, donde no tienen nada que envidiarnos,  además de un abanico de industrias tal vez no de tanta envergadura pero igualmente importantes como  para contener la tasa de paro, que se sitúa entre un 14 y un 15% ,( frente al 25% de España)
La inmigración es otro punto a tener en cuenta. Según nos explicaba la guía, apenas hay chinos, ni magrebíes musulmanes, ni sudamericanos, y la  verdad es que no se ven en la calle, aunque sí algún  comercio regentado por chinos ( en mi andadura por diferentes ciudades sólo he visto tres), nada que ver con el número que tenemos en España o en Barcelona más concretamente; sí que hay abundancia de gente de color, gente que no se les considera inmigrantes por pertenecer a las colonias portuguesas tanto de Brasil como de África, son personas totalmente integradas.
En la oferta gastronómica te encuentras de todo aunque siguen ofertando platos típicos de la zona y, a pesar de que el bacalao lo han de importar de fuera al no disponer de permiso de pesca, está presente en todas las cartas de los restaurantes ya sean de barrio o de lujo. En cuanto al tamaño de las raciones, cuanto más caro el menú o más categoría del restaurant, más escasa es la ración, pero en general se come bien o muy bien.
Portugal es un país agradable, acogedor y digno de ser visitado. Son muchos los sitios para disfrutar de sus calles, monumentos y sus bosques como por ejemplo la sierra de Sintra: Una pequeña población ubicada en la ladera de una montaña. El nombre se lo dieron los pueblos celtas que la llamaban Sintia igual que Luna en celta. Ellos, los celtas, veneraban esta montaña y le rendían culto por creer que en ella se concentraba la energía cósmica de la luna y durante muchos, muchos años, fueron también muchos los monjes que  construyeron sus monasterios, cuevas o ermitas en esta sierra cargada de energías,  para dedicarse a la vida austera, aislada y contemplativa. Hoy solo queda un pequeño monasterio vacío y el gran Palacio da Pena( Palacio de la Peña) que corona la montaña mágica, y que el viajero no puede eludir visitarlo. Es enorme la oferta turística que nos puede ofrecer Portugal. Yo tengo pendiente patearme Oporto, que en esta ocasión no pude hacerlo por ceñirme a los horarios del grupo, y  que sin embargo perdí un tiempo precioso en Fátima, aunque mientras los demás rezaban y ponían velas, Paquita y yo nos fuimos a visitar tiendas de vinos, y es que no dejo de preguntarme ¿ qué leñes hacía una agnóstica en el pastelazo que es Fátima?; un lugar que no tiene ningún interés ni siquiera arquitectónico;  para los creyentes sí que tiene importancia la religiosidad que se respira ya que, fueron bastantes las personas que vimos haciendo de rodillas  el recorrido del recinto externo.
En general ha sido un viaje corto de tiempo pero rico en aprendizaje, un viaje que recomiendo y al que le daría un 8 sobre 10.
Paquita,¿ cuándo volvemos a Oporto y a Coimbra para patearlo a nuestro antojo??
A. Del Río. Agosto, 2012


No hay comentarios:

 RECORRIENDO LA VENECIA DEL NORTE, HOLANDA, EN LA MEJOR COMPAÑÍA. El viaje en cuestión ha sido el regalo que por mi cumpleaños me ha hecho l...