sábado, 19 de noviembre de 2011

A TERESA, CON MI AMOR Y ADMIRACIÓN



Si tuviera que definir la palabra generosidad, diría… Teresa.
Si tuviera que definir la palabra discreción, diría solamente… Teresa.
Si tuviera que definir la palabra bondad, o tolerancia, inteligencia, o amistad…..diría Teresa, Teresa, Teresa. Siempre Teresa.
Ella, Teresa, fue y seguirá siendo mi amiga. Una amiga incondicional de muchos años, tantos como 24, que siempre estuvo ahí, cuando la necesitaba y cuando no, y siempre también con su consejo más acertado, con su opinión clara de las cosas. Tenía mi amiga la virtud de darte el mejor consejo sin que se notara que te lo había dado, como si realmente la idea hubiese partido de ti, de mi, de cualquiera menos de ella.
Teresa, una mujer del siglo XXI, inteligente, brillante, discreta, de una humildad y cercanía fuera de la norma.
Cuando reflexiono sobre su manera de entender y comportarse en la vida , siempre me viene a la memoria esa pequeña y humilde flor que oculta su gran belleza en el rincón más umbroso del bosque, allí, protegida por pequeñas matas anónimas, intenta pasar desapercibida a los ojos del paseante.
Teresa siempre supo la realidad de su futuro y desde el principio se dedicó con gran dolor y desasosiego pero también con gran entereza, a prepararse para ello, y aceptó y luchó por su vida hasta el agotamiento con las armas que la ciencia le ofrecía ; esa ciencia en la que ella se formó y en la que creía, pero estoy segura de que más que por ella, lo hizo por dar un resquicio de esperanza a la gente que estimaba. Llevó su generosidad hasta el extremo de anteponer la esperanza de los suyos, al estado de dolor y postración en que la sumían los tratamientos. Pero no pudo ser. Los demás manteníamos encendida la llama de la esperanza, de un milagro, pero ella sabía lo que había. Y un 15 de Noviembre nos dejó de la misma forma que había vivido: discretamente.
A lo largo de nuestra vida son muchas las ventanas que vas cerrando para ir abriendo otras. 
En mi caso, con Teresa, una vez abrí la ventana donde ella estaba asomada, ya nunca más la cerré. Durante todos estos años a las dos nos han ocurrido cosas pero esa ventana nuestra, la que nos permitía interconectarnos, siempre, hasta el final, la mantuvimos abierta; por eso su marcha me cuesta tanto de aceptar, de asumir, de digerir.Aún no me he hecho a la idea de su ausencia.
Estoy en un estado de irritación contra el mundo porque sigue latiendo como si nada hubiera ocurrido. Un ser querido se marcha, y nada se paraliza; tú esperas que el mundo deje de dar vueltas, aunque sea un instante, en homenaje a la persona que hasta ese momento había formado parte de él, y el alma se llena de angustia cuando compruebas que nada se detiene, que todos nos afanamos en nuestra lucha diaria, que pese a tu intensa pena, al mundo le da lo mismo que estés o que no estés, y esto me asombra y me apena enormemente.
Dicen que las personas que se "han marchado" no desaparecen mientras sigamos hablando de ellas, y tú, Teresa, no vas a marcharte nunca, porque vas a seguir formando parte de mi vida.
Ahora se que el destino debe quererme mucho porque permitió que nuestras vidas se cruzaran; Tú, lo tenías mejor, porque siempre estuviste en tu lugar de nacimiento, pero yo para conocerte tuve que cruzar España de abajo arriba. Tu amistad me estaba esperando y mi destino me fue marcando el camino hasta dar contigo. Nunca lo agradeceré bastante.
Gracias Teresa, por tu amistad, por tus enseñanzas de mujer sabia. 
Pensando en tí me viene a la memoria una poesía que habla de la violeta, y que la aprendí de pequeña. Una flor hermosa, pero tan sencilla y tan tímida que le gusta vivir escondida  entre la espesura de los bosques. No sé quién es el autor o autora, pero aquí te la dejo con todo mi cariño.

A TERESA:
Por un bosque, un niño caminando iba
cuando entre unas matas vió una florecilla.
Flor hermosa y pura, que resplandecía
entre oscuras matas como una pupila.
¿ Qué te haces? le dijo. ¡¡solitaria y linda!!
¡¡Ven a mis vergeles, crecerás altiva!!
Y entre hermosas flores que mi hermana cuida,
serás venturosa, tú la preferida.
Ven, aquí tus galas aunque son tan ricas,
para todo el mundo son desconocidas.
Más la flor modesta respondió sencilla:
No, que en tus vergeles me marchitaría.
Déjame aquí sola con la noche amiga,
con la aurora bella, con el claro día.
¿Podrá darme el mundo la preciada dicha
que disfruto ahora sin rencor ni envidia?
Se calló aquí el niño. La besó.
Y con vista solitaria y triste,
se marchó a la villa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fui conociendo a Teresa a traves de tu amistat con ella.
Durante este trayecto que realizo, conoci su generosidad y valentia. Aunque solo dentro de cada uno existe la luz que nos guia, estoy segura que ahora su alma o espiritu, yo,que creo en que venimos de otra dimensiòn desconocida y a ella volvemos estara tranquila, descubriendo quien sabe que misterios que tan dificil nos resulta desde este lado conocer.
A ti te protegera por tu amistat incondicional, a su familia alumbrara su recuerdo y a los que la conocimos de lejos siempre sabremos de alguien que estuvo aqui y era especial. MJV

Ascensión del Río Martín dijo...

Gracias MJV. Tus palabras serenan mi alma. Cuando mi ánimo se niega a entender el porqué de lo sucedido, recurro a tu escrito, y leerte suaviza, atenúa mi dedasosiego, y sí, Teresa era muy especial,era una brillante , luminosa y purísima luz azul.

Ascensión del Río Martín dijo...

Gracias MJV. Tus palabras serenan mi alma. Cuando mi ánimo se niega a entender el porqué de lo sucedido, recurro a tu escrito, y leerte suaviza, atenúa mi dedasosiego, y sí, Teresa era muy especial,era una brillante , luminosa y purísima luz azul.

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