Charly no era un gato amante de tejados ni terrazas ajenas.Su mundo era su casa, sus terrazas, sus hamacas. No sentía curiosidad por saber lo que pasaba fuera de lo que él consideraba su mundo, salvo alguna mirada furtiva sin mayor interés para él, ni sintió la necesidad de maullarle a la luna llena en las calurosas noches de verano que él solía pasarlas durmiendo en la hamaca a pierna suelta.
Charly nunca dio ningún tipo de problema ni por carácter ni por enfermedad aunque el miedo a las personas nunca lo perdió. Siempre fue un gato que se escondía de las visitas que venían a casa; Pocas fueron las personas que tuvieron el privilegio de su presencia. A veces comentábamos cuánto daño debieron hacerle en sus primeros meses de vida para que desconfiara tanto del género humano. Charly fue siempre un gato muy especial: cariñoso sin estridencias, socarrón, con unos ojos y una mirada, penetrante y tan enigmática que te hacía sentir que podías meterte dentro de ellos y transportarte a otros mundos, otras dimensiones. Mil aventuras siderales podías imaginar al mirar su serena y enigmática mirada.
En verano era el rey de las hamacas.Al principio se ponía nervioso con los diferentes pájaros que acuden a comer pero, nunca los atacaba, les hacía una forma de ruidos con la garganta y los ahuyentaba, los gorriones le temían y se iban pero, llegó un día en que ambos se acostumbraron a la presencia del otro y era gracioso ver a Charly durmiendo o descansando en la hamaca y a los pájaros comer tranquilamente y armando guirigay sin miedo al gato.
Siempre dormía enroscado a los pies de mi cama pero acurrucado entre mis piernas, sentía la necesidad del contacto humano, el mío, pues con nadie más lo hacía. El despertar siempre era el mismo, como un ritual. En cuanto notaba que me movía subía hasta la cabecera y restregaba su cabeza contra la mía y me pasaba sus manitas por la cara hasta que me despertaba del todo con la idea de que empezara el baile de los besos: en la cabeza, los ojos, las orejas, el cuello...nunca se cansaba de recibir las caricias, yo sí, pero si paraba, otra vez empezaba a pedirme que siguiera. Muchas fueron las veces que me hacía la dormida para disfrutar del roce de sus manitas por mis mejillas que él acariciaba con mimo y cuidado.
La hora de la comida también era especial: se sentaba en frente de mí o a mi lado mirándome pacientemente y moviendo su cabecita con diferentes y graciosas poses esperando que le diera un pedacito de aquello que yo comía. Nunca me robó comida como Jordi sino que esperaba que yo se la diera y cuando yo le decía "s'ha acabat" él entendía que ya no le daría más y se retiraba.
Charly: Vayas a donde vayas, siempre vas a estar con nosotras.Siempre mantendremos una llama encendida en el corazón por ti.
5 comentarios:
No te olvides de tus bigotes despeinados, de sus patitas blancas como si llevara calcetines, de su perfil de botijo sandunguero y de su trasero siempre lleno de pegotillos...y de ese maullido que engatusaba cuando quería comer de tu plato...lo que daría yo ahora por volver a oír otra vez ese maullido y compartir juntos la comida. Espero volver a verle algún día, aquí o allá junto con Zapito, Kiss, Xenka, Tito y tantos otros más que poco a poco han ido sumándose a esa familia animal tan maravillosa que hemos tenido. Un beso allí donde estés Charlicito. Cuida de nosotras.
Precioso lo que dices de Charly y, sí, ya tenemos toda una plataforma de angelotes de cuatro patas y peludos que cuidan de nuestras vidas..
Hoy leo esta historia maravillosa del recorrido vital de Charly, al que conocí .
Tb forma parte de mi memoria. Hace un tiempo solíamos celebrar comidas en tu casa, la mayoría de veces las recuerdo en primavera y verano, ahora pasado el tiempo siento nostalgia de ese tiempo. Mujeres que buscábamos un dia para reunirnos, aun trabajábamos y nuestra vida estaba marcada aun por horarios y prisas. Las comidas maravillosas de Ascen y su teniente alcalde Ciu no puedo olvidarlas, sabores mediterraneo, siempre empezábamos cuando quedábamos con la idea de algo ligerito, porque nuestros pesos siempre andaban en riesgo.... pues en esos momentos Charly estaba allí, tal cual lo recordais, timido, un gato grandote y bueno....el preferido de la dueña de la casa, que los quiere a todos con pasión... el otro dia cuando supe que se había ido al paraíso de los gatos senti una honda pena pero tb sabia que había realizado su tiempo... cuanto se quiere a esos animalitos que nos acompañan un tiempo, cuanto nos ayudan a ser felices.
Saluda a Pinxo y dile que siempre esta en mi memoria.
Sí, tienes razón. Era mi preferido, tal vez porque lo veía más vulnerable y le costaba confiar en los humanos. Confiaba en mi, sabía, tenía la certeza que de mí nunca recibiría ningún daño. Estoy segura de que ahora está junto a Pinxo, Indi, Xenka, Kiss y de que un día nos volveremos a encontrar. Gracias por tus palabras que, caen en mi ánimo como gotas de rocío.
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