miércoles, 8 de abril de 2015

EL TORO DE JÚBILO O LA INCULTURA DE UN PAÍS


Ayer como cada mañana me llegué a la librería de mi calle  como cada día para hacerme con un ejemplar de los diarios matutinos. No suelo comprar siempre el mismo editorial; me gusta cambiar por aquello que dicen de que es bueno saber qué piensa el enemigo. Ayer pues, compré el País y por la calle, mientras caminaba a mi destino, para hacer un poco de boca, me puse a leer un artículo de la contra portada que, en este caso llevaba la firma de una gran escritora:Rosa Montero. Homenajeaba la autora a una señora de Gijón, ama de casa y abuela, decía, que en el mes de Noviembre se unió a un centenar de personas en Medinaceli, Soria, para protestar por la tortura que cada año se le infringe al llamado toro júbilo.(el júbilo deben tenerlo los descerebrados que disfrutan con la tortura del animal. No creo que al toro le produzca ningún júbilo la tortura y el martirio a que es sometido)
Desgrana la escritora la tortura y el sufrimiento que se le impone al animal con tal realismo que, poco a poco y tal como iba leyendo, mis ojos, cada vez más acuosos, acabaron siendo dos cascadas pequeñas y silenciosas que atravesando mi cara iban a parar y desaparecer en mi cuello. Una sra. joven que al cruzarse conmigo se dio cuenta se paró delante de mí y cogiéndome del brazo me preguntó  ¿"sra, se encuentra bien"? La miré sin verla. Sí, le respondí. Gracias, estoy bien. La mujer no muy convencida se alejó y yo acabé el artículo con un peso y una rabia  enorme en el pecho, maldiciendo en mi interior a los mal nacidos que son capaces de practicar una tortura atroz a un animal solo por divertirse.
Explica  Rosa Montero que la fiesta consiste en atar a los cuernos del animal un artilugio de hierro con unas bolas de líquido inflamable que arden como antorchas durante horas.Al toro le untan la cara de barro para protegerlo pero el barro se seca y se desprende, se cae, y las múltiples chispas le queman la cara, los ojos ,el lomo, y los cuernos, que son tan sensibles como nuestros dientes, al recalentarse también le producen un sufrimiento atroz. En su intento por huir del fuego el toro muchas veces se rompe el cuello, o se desnuca, o aterrado se suicida chocando contra algún muro. Esto me recuerda al toro ensogat y al toro embolat de las Terres del Ebre, fiestas torturas que los antitaurinos de Barcelona no pudimos conseguir que se prohibieran porque forman parte de las fiestas, de la tradición y de la cultura catalana y, una cosa es prohibir las corridas porque es una tradición española y representa a España y, otra bien distinta es atreverse a tocar las tradiciones de Catalunya. ¡¡Hipocresía elevada a la sexta potencia!!
¿ Son estas prácticas propias de un país civilizado? Por supuesto que no. Mahatma Gandhi dijo que la grandeza de una nación y su progreso moral se mide por la forma en que se trata a los animales.
Estamos en la edad de piedra en cuanto al respeto a los animales se refiere, y a años luz de Europa en civismo, respeto y defensa de los derechos de los animales que comparten el planeta con los humanos.
Nos escudamos y se nos llena la boca cuando decimos que el toreo y las demás tradiciones donde se tortura al animal es ARTE, CULTURA. Quien utiliza este argumento demuestra una ignorancia supina pues jamás, la tortura podrá considerarse ni arte ni cultura en un pueblo civilizado y del siglo XXI.
El fin de fiesta acabó con una multa de 300€ al centenar de los defensores del toro.
Los torturadores del animal, aplaudidos, libres y vitoreados por su "hazaña".
¡¡Cuanta incultura colectiva nos falta por sacudirnos de encima!!
A. Del Río. Abril 2015

2 comentarios:

Anónimo dijo...

en la evolución del planeta, millones de años, el hombre fuè elegido para tener consciencia. Toda la naturaleza se ofreció para que este tuviese todo. El hombre tiene el libre albedrío, es decir la libertad, pero la evolución sigue imparable y la utilización de la libertad para dañar, no respetar, agredir, será juzgada , no os quepa la menor duda. No solo el animal, que pudo ser el reino elegido, el mundo vegetal y mineral tiene una conciencia grupal que responderá a esa saña. Esto no es apología del futuro, esto es realidad pura. Cada uno de nosotros sentirá aquello que ha realizado ( a cada acción una reacción) es una ley cósmica

Ascensión del Río Martín dijo...

Muy de acuerdo con tu punto de vista, Anónimo, pero no podemos esperar a que la madre naturaleza pierda la paciencia con los humanos agresores; hemos de ser conscientes del daño que sufren todos aquellos seres vivos que comparten la tierra con los humanos y exigir que las leyes amparen y protejan sus vidas y sus derechos.

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