Hoy quiero hablar de las diferentes calidades de hombres.
Los encuentras que son PERSONAS,con mayúsculas, honestos, éticos, aquello que solemos llamar "buena gente" en este caso, un buen hombre. El tipo de hombre que si llega a formar parte de tu círculo de amistades jamás te defraudan, que siempre están a tu lado cuando los necesitas, que son un encanto de hombres, vaya. De estos he tenido la suerte de conocer unos cuantos y de llamarlos amigos, compañeros.
Luego, en el polo opuesto están aquellos que de entrada, con su gracejo, su don de gentes, su verborrea, te atrapan pero que, al menor problema, a la más mínima insinuación de desacuerdo con su parecer porque no coincides con sus puntos de vista y se lo haces saber, a la mínima demostración de que empiezas a no fiarte de él, ya te has creado un enemigo, a veces terrible enemigo. Vengativo y cruel enemigo, que intentará poner palos en la rueda del carro de tu vida, que te rastreará como un sabueso adiestrado para encontrarte y morderte con su maloliente mandíbula.
Este tipo de hombres no escasean tanto como sería lo deseable. Desgraciadamente su número es importante. Suelen ser gentes supérflua pero muy prepotente, fanfarrona, y con una escala de valores paupérrima.
En mis muchos años pocas veces me he arrepentido de alguno de mis actos, a lo hecho, pecho y a asumir las consecuencias, sin embargo, nunca me arrepentiré lo suficiente del hecho de que después de muchos años transcurridos, haber respondido a la llamada de un individuo que encaja perfectamente en este patrón de hombre.
Cuando quieres darte cuenta del tipo de hombre que es, ya es demasiado tarde, ya le habías abierto la puerta de tu amistad, que NO de tú corazón. Suelen ser tipos vengativos, sin ética, vendedor de humo, vacío, y con una máxima: quien me la hace, me la paga. Entiendo perfectamente que su entorno quisiera alertar a las amistades femeninas, de que éste era, es, un "encantador de serpientes". Aviso que yo no necesitaba, ya me había dado cuenta. Una pena que Madrid, tan culta y tan hermosa pueda dar hijos de tal calaña moral. Pero bueno, de estas cosas y de otras más buenas o más malas se compone la vida. Es una consecuencia de estar viva y hay que aprender de los errores, ser más cauta, pues la vida demuestra que no todo el mundo es bueno, y seguir la ruta marcada con valentía, honestidad, y ética, sobre todo con ética y, mimar con esmero a aquellos amigos que de verdad son hombres buenos, éticos, y que nunca te defraudan. Quien tiene amigos o amigas de este tipo ya no necesita que le toque la lotería pues, ya les tocó: el premio son ellos, son ellas.