jueves, 22 de agosto de 2013

CUMPLIENDO SUEÑOS…MIENTRAS EL CUERPO AGUANTE


Hace ya algunos años que me picó el gusanillo de viajar, de conocer otros mundos, otras culturas, otras formas de vivir. En aquel entonces me planteé utilizar una fórmula que me ha venido muy bien y que he seguido a rajatabla: El destino a elegir debe estar acorde con la edad para no dar lugar a la aparición de contratiempos durante el viaje. Es decir, si eres joven, elegir destinos más duros, más incómodos; si eres de cierta edad, la elección será destinos más cómodos, más fáciles de hacer sin contratiempos. 
Siguiendo esta premisa, me dediqué a visitar países y lugares "duros": Yemen, Turkía del Este, Tíbet, Nepal, Egipto, Siria, Jordania, Patagonia…..
Ahora ya entrada en la tercera edad, mi propósito era y sigue siendo, viajar por Europa, o mejor dicho, por Centro Europa, pues  algunos países europeos ya los conozco, (Italia, Grecia, Portugal .)
Son muchos los países europeos que me atraen y, Escocia en especial; pero como digo, lo dejaba para "cuando fuese mayor" y, ese momento ha llegado este mes de Agosto.
No sabría explicar cómo me imaginaba que sería Escocia o Scotland, o Alba que es su nombre en gaélico pero, lo que puedo asegurar es que no me esperaba que fuese como realmente es.
Ni que decir tiene que es un país precioso, con una naturaleza cuidada, respetada ( en esto nos llevan mucha ventaja), exuberante y….¡¡ despoblada!! Sí, despoblada.
Tanto es así que tienen más ovejas que habitantes pues, mientras que el número de estos animalitos está en 9,5 millones de cabezas, el número de habitantes roza los 5,35 millones de almas.
Luego está su historia. Una historia plena de luchas entre  clanes, contra la invasión de Inglaterra, y de donde salieron héroes nacionales como William Wallace, o Robert de Bruce, y mil y una leyendas que se mantienen vivas a través de las escuelas. La estabilidad política de Escocia llega con una proclama inglesa por la cual se obliga a que todos los jefes de todos los clanes, en tal día y hasta tal hora ,se personen en el Castillo de Inveraray( residencia de los Campbells, duque de Argyll) para que firmen  un Pacto de Obediencia al rey Inglés, bajo pena para quien no se presente  ese día y a esas horas, de ver decapitar a toda su familia o clan. Naturalmente, todos los clanes escoceses, hasta los más opuestos, firmaron.
En cualquier parte de Escocia la vista no alcanza a ver el final de los bosque, prados , pastos, y montañas majestuosas con sus múltiples y pequeñas cascadas originadas por las lluvias que, en mayor o menor cantidad reciben casi a diario. 
Los interminables bosques de  Escocia no conocen, no saben lo que es un incendio; entre otras causas, se debe a que con el clima de lluvias diarias  en los meses de verano y las nieves en invierno y primavera , ningún fuego que se precie podría prosperar.
Entre la zona montañosa cabría destacar Las Tierras Altas o Las Highlands; unas montañas verdes y enormemente elevadas, majestuosas bajo un cielo azul celeste ( como el celeste de su bandera) salpicado de nubes algodonosas unas veces, y grises otras; abajo, un valle habitado por ciervos rojos, ardillas, conejos ( que nadie caza porque los escoceses no comen esa carne),  vacas,y muchas, muchas ovejas y.. no puedo olvidarme de la fauna voladora diversa y variopinta. Las leyes en cuanto a los derechos de los animales se encuentra  también muy alejada de las nuestras: Me explicaron el caso de una señora que mantenía a su perro fuera de casa en verano e invierno. Una vecina la denunció y la señora fue multada y arrestada. Más o menos como aquí ¿no?. Aquí nos quejamos de las prohibiciones de esto o aquello, allí las leyes son mucho más coercitivas pero se aceptan y se cumplen como un mal menor para que la convivencia y el país funcionen, aunque supongo yo que también habrá quien se desmadre.
El agua… En Escocia no das un paso sin tropezarte con ella: los lagos, se cuentan por miles, el mar que rodea sus muchas islas, los canales naturales y los ríos, unido a esos castillos con ese halo de misterio y romanticismo, hacen de Escocia un país de cuentos de hadas, un país no para comérselo sino para deleitarse con su contemplación, para paseárselo de arriba abajo una, dos y tres veces, pues tal es su encanto.
Hay mucho que decir y contar de Escocia pero, se haría demasiado largo. Solo decir que si fuese joven no dudaría en marchar por ejemplo a Edimburgo, donde ya se encuentran 40 mil jóvenes españoles trabajando sobre todo en la hostelería y jardinería; he tenido la suerte de poder comentar con varios de ellos.
No me he despedido de Edimburgo. Simplemente le he dicho hasta luego. Si alguien quiere acompañarme, siempre estaré con la maleta a punto.
Por cierto. La foto de arriba es una pequeñísima muestra del Lago Ness y la silueta del castillo de Urquart.   La foto del medio es la parte del castillo de Edinburgo dedicado a los soldados escoceses  ( In memoriam)
La foto de abajo es el mar del norte y el castillo de Dunnottar del siglo XIV y XV. Precioso y majestuoso.
 Del Río. Agosto, 2013

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